La mayor capacidad de los hogares para la compra de vivienda se está asomando a los estratos bajos.
Por: ÓMAR G. AHUMADA ROJAS
10:27 p.m. | 2 de junio de 2014
El fuerte repunte que en los últimos años ha tenido el precio del suelo en Bogotá, principal causa del encarecimiento del costo de la vivienda, no solo se está viendo en los barrios más exclusivos de la ciudad o en las zonas de estrato medio, sino que está comenzando a traspasar fronteras, sin dar muestras de caer en el corto plazo.
Por ejemplo, según la Lonja de Propiedad Raíz de Bogotá, en Patio Bonito, popular sector del suroccidente de la capital, ubicado a escasas cuadras de la central mayorista de Corabastos, el precio del metro cuadrado subió en el último año más del 27 por ciento, al pasar de 509.700 pesos a 650.000 pesos.
Esta situación, que también se evidencia en otras áreas similares de Fontibón, Suba y el 20 de Julio, entre otros, es el último capítulo de una tendencia que se ha venido afianzando en la última década, y no da señales de retroceder.
Tierra más costosa
Luego de realizar el estudio del costo del suelo correspondiente al año pasado, las estadísticas de la entidad y las del Banco de la República muestran que en apenas cinco años el costo de la tierra prácticamente se duplicó, toda vez que, con el aumento del 18,83 por ciento del período pasado, el índice del costo del suelo en Bogotá acumuló un alza del 95,71 por ciento entre el 2009 y el 2013.
El presidente de la Lonja de Bogotá, Jorge Enrique Gómez, explica que en la última década las familias de estrato medio han mejorado su ingreso entre un 40 y un 50 por ciento, lo que ha llevado a presionar mucho la demanda, situación que, sumada a la escasez de tierra, producto de la incertidumbre normativa para la generación de suelo disponible, ha generado el aumento de precios.
Esta tendencia ya comenzó a generar un efecto reflejo en las áreas de estrato 2, que están comenzando a tener un mejor ingreso, no en la misma medida que la clase media, pero que sí les da espacio para un mayor consumo.
De acuerdo con la Lonja, las zonas residenciales populares fueron las que más vieron incrementado el costo del suelo el año pasado, al registrar una variación del 18,58 por ciento.
Entre tanto, en los sectores residenciales altos los incrementos siguen siendo importantes (17,19 por ciento en el 2013), así como en los sectores medio bajo, donde el año pasado el suelo se encareció en un 16,35 por ciento.
Además, ha surgido una nueva clase socioeconómica superior al estrato 6, la cual está pagando 10 millones de pesos o hasta 15 millones de pesos por metro cuadrado, como se está viendo en algunos bienes, que son muy contados. Esta demanda corresponde a propiedades de lujo, de ubicación privilegiada y mejor equipadas, preferidas por altos ejecutivos.
Una fuente del Banco de la República indicó que continúa viéndose un flujo importante de capitales de países como Estados Unidos y Venezuela, que se invierten en proyectos inmobiliarios para ofrecer en arriendo.
Crecen las alturas
Según Jorge Enrique Gómez, presidente de la Lonja de Bogotá, otro de los fenómenos que se han acentuado, principalmente en zonas del norte de la ciudad, es que se derrumben edificios de cinco pisos para construir otros de mayor altura. Esto se observa en barrios como El Retiro, El Nogal y El Chicó, principalmente.
Aunque el menor crecimiento del 2013 en el costo del suelo frente al 2012 y, más recientemente, el leve estancamiento de la demanda muestran que en algunos casos los compradores no están dispuestos a pagar un suelo tan caro, no existen condiciones para prever reducciones, sino, por el contrario, que el índice de precio del suelo de Bogotá siga rompiendo récords.
Según el gremio financiero Anif, uno de los factores para esa presión, cuya continuidad se discute por estos días, ha sido el subsidio a la compra de vivienda en clases medias-bajas, medida que ha subido los precios al promover artificialmente un mayor acceso a la compra de vivienda, despertando el apetito en los compradores, manteniendo presión en el costo del suelo.
De acuerdo con las fuentes consultadas, como están las cosas no hay razones de peso para prever una reducción en el costo de la tierra en Bogotá en el corto plazo, sino, a lo sumo, su estabilización.
Un negocio en el que también existen riesgos
Según las fuentes del Banrepública, a largo plazo el principal riesgo del repunte inmobiliario es que exista un exceso de crédito canalizado hacia estos activos, como ocurrió en 1999, situación que por ahora no se registra.
Anif señala que la cartera hipotecaria solo representa cerca del 4 por ciento del PIB, por debajo del 10 por ciento previo a la crisis de finales de los 90.
No obstante, Jorge Enrique Gómez advierte que podría haber señales de alarma si la gente incurre en créditos hipotecarios de grandes montos que no puedan continuar pagando o que tengan dificultades porque los inmuebles no se arrienden a tiempo, al no conseguir un cliente.
“Si esto se satura y no hay demanda, habría una burbuja en este segmento del negocio”, aseguró.
Según la Lonja de Bogotá, la salida más rápida para bajar el costo de la tierra es promover, con la Administración Distrital, acciones para liberar suelo, como por ejemplo en el centro ampliado, fijando plazos para desocupar inmuebles y expropiando a quienes no lo hagan. Dichas medidas las complementarían la ampliación de fronteras hacia el norte y en las zonas periféricas que sean urbanizables.
ÓMAR G. AHUMADA ROJAS